Haciendo memoria de los recordatorios que a diario se ven en la televisión, pasó sin pena ni gloria el natalicio de Domingo Faustino Sarmiento. El 15 de febrero próximo pasado se cumplió el bicentenario del nacimiento de este gran educador, no solo de nuestro país, sino de toda América. Muy ocupados están algunos poniendo nombres a sitios públicos de personas fallecidas hace unos pocos meses, cuando aún no se ha cumplido el tiempo necesario que necesita la ciencia histórica para afirmar el merecimiento. Quizá el tiempo dará razones suficientes y más allá de luchas políticas, odios y adulaciones esa persona quizá tendrá un sitial en la historia y ella lo recordará en una calle, plazoleta, escuelas como se hizo con Domingo F. Sarmiento.
Tan mediáticos estamos que no hubo tiempo para que alguien lo recordara al gran maestro. Dicen que más vale tarde que nunca, quizá haya algún momento al comienzo de las clases que alguien honre su natalicio y así, aprenderemos que el hoy se nutrió del ayer y el mañana será esplendoroso siempre y cuando hagamos las cosas bien en el presente.
Tener memoria es una responsabilidad permanente sino: ¿Para que está la enseñanza de la Historia?
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