A través de la historia los ancianos fueron honrados y respetados, tanto que dudar de sus consejos y sus decisiones era una falta de respeto a sus años. En la antigua Grecia, cuna de la Democracia, ocuparon cargos importantes en sus polis, como custodios y defensores de la moral y la ética; en esos tiempos eran elegidos por su comunidad para incorporarse al órgano más alto de gobierno, lo que hoy podríamos comparar en nuestra realidad y organización política, con la actividad de la Corte Suprema de Justicia de nuestro país. Nadie hubiera osado discutir sus decisiones porque detrás de ellas estaba el conocimiento, el respeto de su comunidad y la experiencia incorporada a través del tiempo, donde era pública su capacidad y su idoneidad moral. Principalmente el respeto de los jóvenes era amplio, porque eran modelos a seguir. Jamás podría, por esos tiempos, haber llegado a ese lugar alguien que hubiera tenido en su vida alguna mancha que lo involucrara con acciones contrarias a lo que la ética consideraba buenas, en nuestro presente: haber delinquido con acciones contrarias a la Ley establecida. Un ejemplo, haberse quedado con lo ajeno o haber escalado posiciones utilizando cualquier medio deshonesto, algo muy común por estos días, cuando algún político o persona no idónea que llegan a ocupar lugares con grandes sueldos, desplazando a otros que si lo eran, simplemente por acomodo. Se ha perdido por estos tiempos el control de quien es quien, el respeto por la preparación y la antigüedad de quienes hacen carrera en una institución y por último algo sumamente importante: la "vergüenza", que debería estar y anteponerse al desmedro de quienes si merecían esos lugares.
Estas personas que con argumentos realmente increíbles, se mantienen porque son ayudados por otro grupo que pretende tenerlos de rehén, para lograr poder suficiente para continuar y esto lamentablemente, destruye los lineamientos de la moral que una parte de la comunidad pretende conservar para las nuevas generaciones. Digo una parte porque existen otras que consideran que la "viveza criolla", el "todo vale", el que "aunque roben algo hacen" o "yo estoy bien" se incorporan a la ola de la aceptación de una situación que nos perjudica y nos lleva a conformar una sociedad acomodaticia y sin futuro.
En el lejano Oriente los ancianos también eran escuchados y reverenciados, tanto que los incorporaron a sus manifestaciones religiosas, hoy los recuerdan a pesar del tiempo transcurrido recordando sus palabras, en algunos casos trasladándolas oralmente de generación en generación y en otras en libros sagrados, escritos por quienes asentaron experiencias y lineamientos dogmáticos.
Bioy Casares, el escritor que escribió la novela "Diario de la Guerra del Cerdo", dio idea de los extremos en que se puede llegar cuando creemos que los ancianos son desechables y pueden ser eliminados, más cuando se pierde el respeto a la vida.
Tan fuerte fue su relato que de solo pensar en ello nos produjo a quienes leímos o vimos en el cine la película, una angustia y un miedo sobre el paso de los años y el advenimiento de la vejez, principalmente por el mensaje que deja: la crueldad.
Por eso es necesario que no olvidemos o pasemos por alto el atropello quienes tienen más edad, en todos los órdenes, más si los que lo hacen son responsables de manejar estos temas judicialmente.
Esta semana vimos y escuchamos por los medios de comunicación el escarnio a uno de nuestros Jueces de la Corte Suprema de Justicia, Dr Carlos Santiago Fayt que desde el 21 de diciembre de 1983 (Presidencia de Raúl Alfonsin) es Ministro de la Corte. Nació en la provincia de Salta el 1° de febrero de 1918.
Abogado, escritor, político, académico, profesor universitario y juez argentino.
Ganador del Premio Konex de brillante.
Escribió 35 libros y una saga sobre la Historia del Pensamiento Político (Antigua Grecia hasta el siglo XX).
Presidio la Asociación de Abogados de Buenos Aires.
En el año 2009 fue distinguido por la Fundación Internacional de Jóvenes Lideres con el premio "Referente de la Humanidad".
Tuvo algunos momentos difíciles, en tiempos pasados, porque hubo algunos que criticaron su permanencia como juez del máximo tribunal nacional pese a su avanzada edad. Su lucidez permitió que continuara y hoy han regresado para destituirlo, faltando tan poco para el fin de un ciclo político.
Quizá no están de acuerdo con sus procederes en contra del mismo.
Quizá algunos intereses nubla el sentido de algunos y el agradecimiento y el respeto a su persona es pasible del olvido.
Un hombre extraordinario que, seguramente se irá en los próximos meses por su propia voluntad y realmente no justifica un ataque a su ancianidad en este momento.
Su mente lucida y su trayectoria debería ser tenida en cuenta.
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