En este juego de decir lo que se piensa y cuya lectura en las redes, permite a otros incorporarse para objetar o afirmar lo que se dice, hace que en algunos casos tengamos grandes desilusiones, más cuando el que se incorpora es un ilustre desconocido que has invitado o aceptado incorporarse a tu sitio. Por lo general previa lectura de sus antecedentes (creíbles o no) o porque es conocido de alguno de tus amigos. La persona no te conoce y tu tampoco, allí es cuando entran las confusiones y los desencantos. Uno supone que los valores manejados por quien se supone educado y respetuoso jamás pasara la línea de lo prudente, más allá de lo que por lo general se hace con las personas que visitan tu sitio o tu lo haces en los suyos. Es bueno recordar que no siempre sucede así.
Algunas personas utilizan elementos que se han deslizado para formar una caracterización de tu persona, que muchas veces no concuerda con la verdad y se sienten con derecho a tratar irrespetuosamente tus ideas, lamentablemente debes tomar una decisión. Nadie tiene derecho a permanecer si no respeta las ideas del otro y menos aún cuando el lenguaje es hiriente y desagradable.
Hoy me puse a pensar en esta situación que muchas veces se repite y hace que sintamos que la gente te agrede gratuitamente, además se va perdiendo ese respeto por el otro y principalmente sobre las ideas que podrían no ser compatibles con otras y aún así respetables, y por otro lado darle un sentido de ataque a quien piensa o siente distinto por determinadas acciones.
Por eso, sabiendo que en una situación tan injusta no se puede cambiar a la otra persona, lo mejor es tratar de alejarse de quienes no aportan nada positivo, todo lo contrario.
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