Hace unos cuantos años atrás ocurrieron varias muertes en una mina al sur de nuestro país, por aquel entonces mi angustia fue grande, tanto que escribí por ellos. No podía comprender que aún con los avances tecnológicos, los mineros seguieran desprotegidos sin ninguna prevención ante accidentes.
La posibilidad de quedar sepultados vivos, en las profundidades de las minas en las entrañas de la montaña, siempre estarán latente.
En las grandes compañías mineras aparentemente siguen no incorporando las prevensiones necesarias para que no ocurran una vez más.
Si luego de un estudio de la zona, por personas capacitadas y responsables del trabajo minero, establecieran una mínima posibilidad de derrumbe, las soluciones deberían estar al minuto en defensa de la vida.
Hoy ante la tremenda situación que pasan los treinta mineros en nuestro hermano pueblo chileno me solidarizo con ellos y ruego que puedan recobrarlos con vida. Roguemos que así sea.
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