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lunes, 23 de noviembre de 2009

Que hermoso es poder participar con Dios por medio de una donación de organos

¿Quién no sintió un escalofrio al escuchar que la ciencia dá la posibilidad de extender la vida por medio de un transplante? Aunque sea en este momento algo común. No es algo fácil. Ser solidario en un momento crucial,¡es de valiente!, sentir la pérdida de ese ser que ha muerto y tomar conciencia que sus organos deberían ser donados es amar la vida, por sobre todas las cosas. Pensar que ese desprendimiento significa no solo un acto solidario sino que invita a pensar que esa pequeña parte del ser querido sobrevivirá al tiempo, a la tragedia, al olvido a la muerte. Por todo eso es interesante recordar que Dios seguramente le dá una doble responsabilidad a quienes los ha beneficiado y es no olvidar jamás que hay una deuda de honor: defender y proteger los valores que dignifican al ser humano y ser solidario en cada uno de los actos de sus vidas.
MEM,2009

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