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miércoles, 23 de mayo de 2012

ACERCANDONOS A LA FECHA PATRIA II

Hoy necesitamos un cambio para que nuestro paìs pueda lograr avanzar por un camino de libertad y paz. La pregunta es ¿en que aspectos deberíamos cambiar?,  ¿que nos falta en la sociedad actual para acercarnos a aquella de 1810,  batalladora y unida? y por útimo  ¿que valores hemos perdido a través de estos doscientos años para poder encauzarnos en su búsqueda?...¿es posible?.
Las respuestas surgen si analizamos, más allá del tiempo y las circuntastancias históricas, los valores que se contaban por aquellos tiempos,  para la búsqueda de la concreción de ideales por los cuales se luchaba. Cada uno de los pesonajes involucrados en la gesta,  tuvieron perfiles particulares, pero eso no impidió que a la hora de las grandes decisiones estuvieran unidos. Es destacable el sentido de desprendimiento, de humildad, de honestidad y respeto por el otro. 
Entre los hombres de mayo rescate algunos,  que dejaron muy claro algunos valores indispensables para un cambio.
Manuel Belgrano,  un hombre sumamente culto y  de finas maneras.  Fue recordado por un comerciante - en una carta a Bartolomé Mitre -  que,  en esos agrestes  lugares donde acampaba con su ejército lo vio varias veces con sus botas remendadas y durmiendo en el suelo. Todas las noches recorría el campamento a caballo para que no se durmieran los centinelas  y es así como acercándose a un fogón escuchó de Dorrego un mal comentario sobre su persona y no se enojó, por el contrario,  dijo que prefería que fuera un buen soldado, fiel a su Patria,  y no a su persona.. 
Su desprendimiento siempre fue destacable: sueldos donados para cuatro escuelas, porque entendía que un pueblo debía tener educación para no caer en manos del despotismo. Creación de  cabildos en los pueblos por donde avanzaba  su ejército,  porque consideraba que un pueblo debía tener un lugar para escucharse y para resolver sus problemas democráticamente. Defendió la agricultura y todo aquello que produjera la tierra, indispensable para un desarrollo armónico en una patria naciente. Murió en la indigencia, siendo  amortajado con una túnica y enterrado en un  humilde ataúd de pino, mientras el país se desangraba en guerras civiles,  mientras corría el año 1820.
Mariano Moreno, batallador, libre pensador, comprometido con las ideas iluministas,  fue el revolucionario capaz de dar  todo por sus ideas. Destacó apasionadamente la importancia de la supresión de honores para quien ostentara el gobierno, fue un paso importante para comprender que  esa dignidad o esa distinción era  del pueblo,  solo él podía ser el soberano. Sin duda dejó muy claro las diferencias entre mandante y mandatario como claramente en 1853 lo expresó nuestra Constitución Nacional. Murió muy joven, una pérdida misteriosa y lamentable para esa Patria que necesitaba mucho de su fuerza y  su valor.
Cornelio Saavedra, Presidente de la Primera Junta, militar, hombre de costumbres moderadas, conciliador y paciente, contribuyó llevando la prudencia y la tolerancia a la impulsiva juventud que clamaba por un cambio radical en tiempos en que pensar y hacer  requería de templanza. 
Otros como Alberti, el cura gaucho contrario al fusilamiento de Liniers, Paso, gran orador, Castelli, militar, Azcuenaga y Matheu , todos ellos nacidos aquí o en la Madre patria, comerciantes, abogados o militares  por elección circunstancial, dejaron para la posteridad la posibilidad  de pensar que con la práctica de valores se puede producir  cambios.
Humildad, honestidad, valentía, prudencia, tolerancia, justicia y compromiso con lo que se dice y con lo que se hace, cualquiera sea el lugar que ocupemos, puede dar como resultado un cambio. 
Hemos perdido algunos valores por poner en primer lugar la apetencia por el poder político, por creer que los cargos públicos son un escalón para lograr poder ecónomico, por olvidarnos que hay muchos que sufren las consecuencias, por no escuchar y no resolver o al menos en parte los problemas de todos los días, por no ser solidarios con nuestros semejantes, por creer  muchas veces  que nuestro deber termina en la puerta de nuestra casa. Por hacer en nuestros trabajos lo mínimo indispensable, en desmedro de otros o de la continuidad o permanencia del mismo. Y así algunos más...Para pensar!!!

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