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lunes, 21 de mayo de 2012

ACERCANDONOS A LA FECHA PATRIA

Mientras cae intermitentemente una leve cortina de agua a pocos días de un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo,  escuchamos las noticias diarias y realmente nos producen una desazón increíble, quizá son  más preocupantes porque en  estos días grises aumenta nuestra comprensible inquietud. En estos días se produce la mayor violencia en las calles;  la falta de una buena iluminación,  sortear las lagunas en las calles o veredas, hacer las últimas compras,  entrar rápidamente al hogar: introduciendo el auto o simplemente la llave en una puerta, son hechos simples que pueden traer grandes complicaciones o la muerte. Agazapados en las sombras,   éstas dan a los delincuentes la posibilidad de asaltar impunemente a los desprevenidos transeúntes. Hoy se suma los ataques violentos a las casas y sus ocupantes, a los negocios con o sin cámaras de seguridad, dentro o fuera de la ciudad, barrios cerrados, casas en los suburbios, colectivos o coches, secuestros Express y muertes sin una razón: policías, comerciantes, estudiantes, profesionales y hasta miembros de la justicia. La crueldad producto del consumo de drogas o la inconciencia juvenil por un lado: tiene en el accionar increíbles hechos sangrientos donde el respeto por la vida se ha perdido. Las leyes y la aplicación de las mismas, quizá por el aumento de la violencia y faltas de elementos necesarios para suprimirla o disminuirla, no dan los resultados que indiquen un cambio, los jóvenes salen al otro día, las penas son menores, las salidas de los penales se han incrementado, las cárceles no tienen la suficiente capacidad y no están preparadas para la reinserción en la sociedad. La inseguridad también es producto de la falta de presupuesto para equipar a quienes cuidan el orden, caen policías todos los días en los grandes centros poblados de villas, ellas mismas tienen situaciones de desamparo, afuera y adentro se lucha por una convivencia. El orden y las políticas actuales no alcanzan.
La violencia y sus miedos no es solo la preocupación por estos días, el no saber a ciencia cierta que pasa con nuestra economía, donde es una verdad la manipulación de los índices, el incremento de los precios en productos primarios para nuestra subsistencia,  nos lleva a estar en medio de las maniobras entre el origen de los productos, la intermediación y  el precio real. Por otro lado la idea de tener diferencia entre importación y exportación traen como resultado la falta de ingreso de elementos indispensables: medicinas, materia prima, tecnología avanzada para lugares que la necesitan imperiosamente. Quizá si tuviéramos  explicaciones del modelo podríamos ver la problemática desde otro punto de vista. Hasta podríamos pensar que un apoyo en estas circunstancias podría a la larga ser positivo para nuestro crecimiento, pero no  hay aclaraciones y la duda persiste. 
En un país democrático o al menos en uno que quiere ser democrático es imprescindible que la comunicación  sea constante, sin creer que por preguntar para "saber de que se trata": haya una conspiración. El 25 de mayo de 1810, tuvo la mejor demostración de que es bueno "saber",  están latentes aún sus mensajes,  a pesar de haber pasado dos siglos desde ese acontecimiento. Nos han pasado tantos períodos de construcción de nuestra nacionalidad y  luchas por una unidad que llevaron años donde se llevaron vidas extraordinarias, pero lamentablemente también hubo grandes retrocesos por creer que el poder absoluto de algunos "iluminados"-que bien los describe Marcos Aguines en uno de sus libros- era necesario para lograr un progreso y una  pronta introspección política dirigencial que nos llevaría a la concreción de un mejor país. Pero el poder trajo en algunos casos miles de muertes de inocentes, y en otros casos una Argentina devastada por la riqueza de unos pocos y la gran miseria de muchos. No tenemos tiempo para más Mesías, ni para regímenes autoritarios, tampoco para no "conocer" nuestro destino, no creer que somos enemigos quienes humildemente queremos ser parte de soluciones,  pero sabiendo de que se trata, no queremos tener dirigentes que se enriquecen en desmedro de otros y mienten y ocultan o se respaldan detrás de maniobras oscuras. Es tiempo de que nos hermanemos, es tiempo de construir un país distinto basado en los valores, que podamos reflexivamente, dejar a nuestras nuevas generaciones el orgullo de dejar  como modelo  nuestros desprendimientos materiales, pues no tendría que ser el objetivo principal enriquecerse y menos ser oportunistas para hacerlo. Que la humildad de nuestros mayores, precursores de nuestra libertad e independencia en aquel mes de mayo de 1810 ilumine a los que tienen la responsabilidad de dirigir los destinos de nuestro país. Creo que es mi deber de ciudadana dar mi visión en esta semana de mayo, pensando que no hiero sensibilidades por hacerlo.  

   

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