En estos años hemos perdido el respeto por el pasado histórico, observamos que no existen límites para mezclar personajes del pasado con los del presente, no se respeta a la ciencia histórica. En especial, a los tiempos que se requiere para que un personaje sea honrado con el reconocimiento de su país. Solo ocurre esta valoración después de haber pasado por el cedazo de la investigación de la ciencia.
Eso le permitirá al personaje trascender por sus valores y por los hechos que hicieron que su pueblo pueda honrarlo en el pedestal correspondiente. Solo así se puede alcanzar ese lugar, no hay otra forma de llegar, el tiempo es importante porque nos permite evaluar a la distancia y con documentos fehacientes, la ciencia dice que debe haber pasado más de cuarenta años, como mínimo, para que sea realmente creíble el perfil del personaje y de los hechos de su tiempo, ya no habría incidencia de parientes, seguidores o detractores que pudieran incidir en su valoración.
Por eso es una falta de respeto comparar personajes actuales, que no han tenido el tiempo de ser valorados por la Ciencia Histórica, con los próceres de nuestra historia como San Martín, Belgrano y otros.
Una postura irrespetuosa no solo para con los personajes históricos sino para las nuevas generaciones que pueden tergiversar los hechos y su valoración, más si los que lo hacen tienen la responsabilidad de mantener los valores de nuestra cultura nacional.
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